Las PASO golpearon duro hacia el interior del peronismo chubutense. Tal vez -para varios-, era un resultado esperado. A semanas de las elecciones primarias muchos vaticinaban un resultado adverso: “Van a terminar terceros, cómodos”, indicaban.
Los porcentajes electorales no engañaron, al contrario, confirmaron la profecía menos feliz para un PJ que esperaba vencer ampliamente, de acuerdo al último antecedente comicial que le facilitó al peronismo regresar al poder nacional.
Ocurre que en Chubut hay un descontento generalizado con la conducción provincial peronista, a manos de Carlos Linares, el precandidato a senador por el kirchnerismo. Ese hartazgo fue advertido por un buen número de dirigentes y militantes, que se autorefugiaron en sectores internos abrazados a la causa más noble del movimiento popular. Y reclamaron su espacio; aunque fueron desoídos.
“Linares cerró el partido, quiere ser él. Importa sólo su persona”, señaló a Cinco Claves un dirigente que recorrió las llanuras del Chubut y conoce el empantanado camino proselitista. No es el único, también se pronunciaron públicamente otros sectores pejotistas, pregonando un partido abierto, dispuesto a las disidencias y a la construcción a partir del desencuentro. No es difícil, quizás lo complejo sea aceptar las discrepancias; sucede que la admisión de hechos se da según la personalidad.
Tal vez Linares no tiene intenciones de oir. La realidad es gravosa: un peronismo sin presencia en electoral. Mustio, unisectorial, administrado con autoristarismo, distante de la conjunción de ideas innovadoras.
El resultado de este domingo solo es responsabilidad de Linares. Circunscribir el partido a su mínima expresión tiene costos dolosos. Fue un voto crítico hacia el mismo peronismo. Más allá de la participación independiente del electorado, quizás algunos dirigentes indujeron el voto; nada sorprendería. El malestar es profundo y pasa factura.
Ni siquiera es traición, porque hubo un aviso previo. Los pronunciamientos públicos de dirigentes y militantes peronistas no causaron impresión en Linares, que continuó con su actitud narcisista.
El exintendente de Comodoro Rivadavia quizás demore en reconocer que fue uno de los responsables del fracaso electoral 2021. Difícilmente el resultado varíe; al menos en Chubut. Y no es que la oposición tenga exponentes brillantes; pero desde hace un tiempo lejano las instituciones políticas más populares del país (UCR-PJ), se deben una depuración. Ese proceso es infundadamente demorado.
Será momento de purgar el partido. Asumir los errores y abrir los brazos a quienes tienen intenciones de construir sobre bases reales. Pero que no se traté de un proceso cortoplacista, más bien que perdure, entienda de ciclos y se aleje de los personalismos.