El municipio de Rawson atraviesa un proceso de definiciones. A raíz de algunos imperfectos vinculantes con la operatividad municipal y el desgaste de relaciones políticas, el intendente Damián Biss echará mano en la fusilera gubernamental para darle otra marcha a la gestión, que se manifiesta flácida por los coletazos de la pandemia.
El jefe político capitalino reunió a su Gabinete -al menos a algunos miembros-, para iniciar una etapa de transformaciones internas. Un funcionario, enemistado políticamente con la gestión más allá de haber compartido un sello partidario, le cerrará las puertas a la Municipalidad.
El episodio mediáticamente conocido con la concejal Iris Otero rompió el hechizo amistoso entre un funcionario y la gestión; lo que derivará en el inminente portazo. Sin embargo, en el municipio prefieren omitir detalles. Sólo Cinco Claves -por su capacidad analítica y resumen elitista-, puede acceder a información mientras suceden los hechos. El resto, sin desprestigiar, no tiene mayor capacidad que reproducir el momento con un celular, o amigarse al Facebook.
Otro de los funcionarios apuntados está marcado por acusaciones laborales. Hasta el momento son sólo cuestionamientos a su desempeño, nada probado, pero suficiente para no desatender la causa y actuar en consecuencia.
Las acusaciones contra funcionarios de la gestión municipal de Rawson son permanentes; por ello, los apuntados deberán proceder con cautela, porque hasta las versiones suelen ser más determinantes que la propia denuncia probada. Y el refuerzo peligroso de las redes sociales.
Banca
Uno de los funcionarios municipales que bajaba el telón a su presentación administrativa fue restituido. Tras una charla con Biss, concretada en las últimas horas, no sólo fue ratificado, también recibió un respaldo político incondicional. “Tenés todo mi apoyo y acompañamiento”, le habría manifestado el intendente.
Próximamente se revelarán los nombres de los funcionarios salientes, aunque en el municipio ya conocen sus identidades.