La duda y la confusión invaden por estos meses al intendente de Trelew, Adrián Maderna. Su mente está ocupada en quién le garantice la continuidad del poder que sembró -a base del asistencialismo desmedido-, en la ciudad más politizada de Chubut. Es un eslabón que no debe ovillarse para sostener presencia política, advirtiendo que la imagen del mandatario y su modelo de gestión ya no es aceptada por un porcentaje elevado de vecinos.
El feminismo se animó frente a ese escenario nuboso. Lorena Alcalá (concejal), Leila Lloyd Jones (diputada), y la opositora Florencia Papaiani, aparecen como las alternativas más cercanas a Rivadavia 390; aunque las dos primeras aún no fueron bendecidas por el mandamás trelewense.
Más allá de la tibieza demostrada por Alcalá y Lloyd Jones, sus secuaces ávidos de poder son quienes las promueven insistentemente, jugando incluso con resultados adversos. “Nadie juzga sus capacidades, pero su idoneidad está en debate”, dicen los analistas políticos “tribuneros” que disfrutan de las charlas de café.
Son mujeres con experiencia, pero permítase un baño de decoro: desde la conducción administrativa-institucional y lo discursivo aún les resulta complejo concatenar un concepto original, creativo y simplista (no confundir con vulgar).
¿Y los hombres…?
Varios se desgastaron. Y perdieron la confianza de Maderna. Quizás algunos pases de factura internos y “roscas incomibles” perjudicaron a quienes tenían aspiraciones (entiéndase por ello deseo político).
Incluso Maderna por lo bajo manifestó en más de una oportunidad su preocupación al dejar la comodidad de la oficina principal del municipio: “Miro a mi lado y no tengo a nadie. No sé a quién dejar”. Un Karma insospechado, ante tantos que le rinden reverencia.
El tapado
Maneja los tiempos; en términos futboleros, el clásico 5. Observa, analisa el juego -monitorea el comportamiento de la gente a partir de las acciones municipales-, ofrece una opción de pase -asoma cuando el clima está caldeado por alguna circunstancia-, y al llegar al área contraria define, porque también tiene buen pie -resuelve al ser convocado-.
Es “tiempista”. Y conserva una excelente relación con otros sectores. Uno de los potables que tiene la gestión: Héctor López. Silencioso pero atento. Está en un lugar clave, donde muchos pujaron por su reemplazo, pero terminaron por aceptar que tiene banca. Es inamovible.
“Mide bien”, indicó un aventurado vecino. “Por el lugar donde está debería ser puteado (Coordinación de Inspecciones Generales), pero tiene carisma y buena relación con quienes controla”, decretó.
El funcionario -señalan-, fue tentado por varios empresarios locales; muchos hasta le ofrecieron costear una eventual campaña, aunque López prefiere no arriesgar y conservar la calma.
El tiempo determinará decisiones. Y un sinfín de discusiones que pueden abrir profundas grietas, de manejarse bajo los impulsos desmedidos. Será momento de iniciar un camino de madurez dialoguista, porque en definitiva se pugna por ofrecer de Trelew un lugar con oportunidades ciertas, no publicistarias.