Vencedores ¿vencidos?: ¿Qué ocurrirá tras las PASO?
Ya fueron formalizadas ante la Justicia electoral de Rawson las listas de candidatos de distintas expresiones políticas del Chubut que dirimirán su suerte en las PASO del 12 de septiembre. La mayoría -como ya es habitual en las desgastadas estructuras partidarias-, son rostros conocidos; una situación que denota una sugestiva apropiación del partido.
Hombres y mujeres eternizados, suponiendo un conservacionismo sectorial; calificados casi como dioses, ostentando un poder monárquico, impidiendo una transformación radical, que en espacios maduros y respetuosos ocurre por naturaleza. Algunos son candidatos hace medio siglo, si se permite la expresión.
Todos celebraron la amplitud participativa por el vasto número de listas que presentó cada fuerza política, salvo el oficialismo que juntó los porotos para el armado de una nómina. Los dirigentes, tibiamente, afirmaron la equívoca idea de un partido activo, aunque el verdadero dilema se planteará luego de las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias: habrá una evaluación sobre el espíritu colaborativo de quienes no lleguen a las generales del 14 de noviembre.
Después de cada interna, se provocan heridas. Es habitual, y no siempre el que pierde acompaña. La cantidad de listas en cada partido no responde al activismo sectorial; quienes lo promueven piensan a largo plazo, es una actitud que obedece a negociar poder, que de no conseguirlo, la tentación está en la vereda opuesta.
Las heridas son profundas e insalvables, en algunos casos. Y el vencedor en la interna es el vencido en la general. Ocurre y a nadie sorprende. No existe la lealtad. El negocio promueve la traición, es vox populi. Sólo se busca dirimir los espacios de poder, la capacidad de liderazgo individual, ni siquiera colectivo.
El interrogante se planteará celebradas las PASO. Difícilmente -porque además ya hay antecedentes-, quien no llegue a noviembre se sume a la propuesta partidaria del vencedor en el primer turno electoral. Lo que se plantea en esta columna no es descabellado, sólo se analiza el escenario teniendo conocimiento pleno de la actitud de aquellos que están en el armado electoral de cada sector.
Ya no existe el respeto ideológico a los principios fundacionales de cada partido. La dirigencia se debe un mea culpa, pero no ocurrirá. Desde hace un tiempo lejano el negocio es la permanencia en el Estado a cualquier costa, y se distorsiona la causa noble sobre los deberes ejecutivos y legislativos del régimen republicano.