Otero se descargó: “Propician lo apolítico para lograr libertades en actos poco transparentes”
Pocos argumentos, pero convincentes, escogió la concejal de Arriba Rawson, Iris Otero, para justificar su negativa a la venta del macizo en Playa Unión, cuyo interesado es el Sindicato Regional de Luz y Fuerza de la Patagonia, que se frota las manos por un terreno costero de 25 mil metros cuadrados por una oferta ínfima, cuestionan propios y extraños, de acuerdo a sus características geográficas.
La edil decidió enemistarse con el modelo que gobierna la capital chubutense por considerar que existen actos “pocos transparentes”; sobre todo referido a la transacción que se persigue por el macizo. Además, mediante un escrito publicado en su perfil de Facebook, despejó dudas respecto a un posible contagio por COVID-19, instrumento utilizado por sus compañeros de bloque para señalar el camino de su reemplazo.
Otero tiene personalidad. Cargó sobre sus espaldas un asunto trascendental para el municipio que lidera Damián Biss. Es que el intendente supone que de no avanzar la operatoria, estaría vedado el pago de sueldos; hipótesis dudosa habida cuenta que, en todo caso, su equipo financiero no calculó correctamente las proyecciones para el año en curso. Sin embargo, el dinero sobra para comprar el discurso de los medios y generar un mensaje uniforme, vendible.
La concejal no pierde el eje. Ofuscada porque carece del “conocimiento acerca del destino que se daría al macizo, de concretarse la operación”, optó por no levantar la mano y bajar el pulgar.
“No voto la enajenación del macizo porque las leyes -referidas al valor patrimonial del suelo y otras consideraciones-, constituyen la primera letra del alfabeto, es decir, la aplicación y el respeto a la norma, a fin de evitar que el Estado y la política sigan siendo invadidos por una mentalidad de mercado”, escribió la edil.
Atento a lo mencionado con anterioridad, y sin mencionar al Gobierno municipal pero focalizando en el hecho preciso que la tiene como interesada, Otero afirmó: “La gestión pública olvida el bien común y propicia lo apolítico, con lo cual obtiene el poco protagonismo ciudadano para lograr libertades en los actos poco transparentes sin rendir la debida cuenta”.
Y por ello, apuntó: “No quiero ser la degradación del poder por no cumplir la ley”.