A Sastre lo endulzaron con el Senado y las encuestas, pero su pertenencia al Gobierno le resta (demasiado)
El vicegobernador de Chubut, Ricardo Sastre, mantuvo hace unos días un encuentro virtual con, al menos, 500 militantes. A través de las pantallas, los encantadores de oídos le propusieron al dirigente una eventual candidatura a senador; moción que entusiasmó al exintendente de Puerto Madryn.
Desde el sastrismo, culminada la ceremonia donde no escaseó la brillantina discursiva, estiman que en una probable interna con el presidente del PJ Chubut, Carlos Linares -que mantiene firme sus intenciones por un lugar en el Congreso Nacional-, el madrynense saldría airoso.
El Frente de Todos apunta a mantener las tres bancas de senadores que están en juego: se renuevan las que ostentan Mario Pais, Nancy González y Alfredo Luenzo, quienes están claramente identificados con la conducción de Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
Pero en Chubut, el escenario con el electorado es complejo. La gestión provincial que lidera Mariano Arcioni es a todas luces repudiable desde cualquier ángulo. Referido a la crisis económica, la sociedad lo aplazó con un «cero», la administración pública en su conjunto siente repulsión por la situación a la que se llegó; ni hablar de los docentes, policías y para peor, el imprescindible y esencial personal de salud, bastardeado hasta el cansancio en plena pandemia. Ni hablar de los frentes que abrió con relación al debate minero, ninguneando a la voluntad popular y otros condimentos.
La competencia por las bancas puede dar lugar a un jugoso combate: Federico Massoni y Fabián Puratich (ministros de Seguridad y Salud, respectivamente), dentro del oficialismo provincial, Gustavo Menna e Ignacio Torres por Juntos por el Cambio; y figuras como Santiago Igón, José Glinski y Emanuel Coliñir por el sector del kirchnerismo de paladar negro.
Ante este panorama, los infaltables «calienta oídos» arengan a Sastre con el resultado de un sondeo previo, que le daría una buena intención de voto y un piso electoral muy interesante.
Claro, toda esta «información» entusiasma a Nación que comienza a mirar con buenos ojos la candidatura de Sastre, que consideran muy potable, sumiso, con presencia muy fuerte en el valle, y buenas relaciones con los sindicatos como Petroleros Privados y Jerárquicos, Empleados de Comercio, sectores de la pesca y dirigentes como Guillermo Almirón.
Sin embargo, los «asesores» sastristas no tienen en cuenta preponderantes del marketing político: «La calidad percibida y el termómetro social»; Ricardo Sastre es el vicegobernador de la devastada Chubut, su carisma, oportunismo, prometedor de cargos, regalador de lotes, empleos, y otras hiervas, sólo le fue útil en su «coto familiar» madrynense.
Para medición, es necesario un ejercicio simple y eficaz: interrogar en otros lares qué opinan de «los hermanos Macana». Sastre no puede despegarse de la gestión Arcioni, y para ello es preciso citar la magnífica obra literaria Martín Fierro: «(…) por igual es tenido quien con malos se acompaña».
Viento de costa
Desde Comodoro Rivadavia, Carlos Linares, ya emitió su opinión: «No sé si le dan los tiempos para ser candidato del peronismo. Seguramente será candidato pero del gobierno de Mariano Arcioni, porque es su vicegobernador y comparte e implementa las mismas políticas. Lo más normal es que sea candidato del partido de Arcioni, o sea el ChuSoTo. Eso sería lo correcto».
¿Se entiende? ChuSoTo, sinónimo de desastre, corrupción, destrato, pésima dirigencia…sencillamente, ¿quién no se querría sacar el lazo del cuello? En rigor, es complejo ocultar el prontuario, la sociedad castiga y las urnas hablan.