Aunque resten algunos años para las elecciones locales y regionales, los interrogantes en quienes detentan el poder transitorio comienzan a emerger, ante el temor de naufragar políticamente. Y, frente a ese dilema, la estrategia obligada es negociar con otros sectores, cuando no hay alternativas propias confiables.
Ocurre en Trelew. El intendente local, Adrián Maderna, no confía en sus alrededores para la sucesión del poder en la ciudad donde se cocina la mejor rosca política, razón que justifica sus encuentros periódicos con el exintendente y adversario político, Gustavo Mac Karthy. “Seguramente negociará la candidatura de Florencia Papaiani -compañera de vida del exmandatario municipal-, para sostener algunos cargos estratégicos que le permitan sostener su presencia”, mencionó a Cinco Claves una persona que conoce de tácticas.
Maderna tiene un temor lógico: la dinámica política puede llevarlo a la derrota absoluta, perder peso en la ciudad que gobierna y quedarse sin opciones en la esfera provincial. Es un miedo que invade a cualquier político, que se sostiene con el voto soberano; lo necesita como el mediático al flash o a las redes sociales. Es un vicio.
El intendente trelewense vive un caos existencial permanente. Una duda que le hace sombra desde que transita la primera gestión: quién puede garantizarle fidelidad una vez que se aleje del manejo administrativo-institucional de Trelew.
Varios en el Gabinete local se calzaron el traje de intendente, pero la mayoría es cuestionada por la ciudadanía; muchos no resisten archivos; o son como el Fiat 600, la junta les genera inconvenientes.
Los interesados
El secretario de Desarrollo Social y Acción Comunitaria, Héctor Castillo, es uno de los más entusiasmados; sin embargo, un porcentaje importante de Trelew lo vincula a malos hábitos y practicante de estrategias grises que mantienen a los grupos sociales en la guarida. Un dirigente que aprovecha la imagen hasta cuando reparte golosinas. Y buen operador, aunque no de radiotaxis.
José Giménez, actual diputado provincial. La política es rencorosa, y aún se le reprocha al legislador haber entregado el PJ Trelew a Nicanor Arbeletche. “Chico”, hace unos años, perdió esa elección partidaria, y no llegó a meme porque en ese momento la aplicación no estaba al alcance de los mortales.
Ese antecedente lo limita. También lo condiciona su preparación teórica. La mayoría no lo conoce como suficientemente instruido; además sólo tiene presencia en barrios populosos.
Leila Lloyd Jones, diputada provincial. En esta coyuntura actual de empoderamiento del sexo femenino, la legisladora manifestó sus intenciones de suceder a Adrián Maderna. Pero se le endilga poca preparación y una imagen baja en el electorado.
También la desfavorece su vínculo con Gustavo Cardozo, a quien en Trelew conocen muy bien y fue uno de los que denunció mediáticamente -sin sustento legal y que obligó al error a la diputada-, a los legisladores de actuar en conveniencia con empresas mineras para votar el proyecto de extractivismo en Chubut. Este hecho, significó la distancia política y la pérdida de confianza con sus pares. Al momento de reunir voluntades, pasará factura.
La concejal (la RAE no acepta “concejala”, que se entienda de una buena vez) Lorena Alcalá, es otra de las mujeres que está entusiasmada con ocupar la oficina central de Rivadavia 390. De todos modos, quienes la frecuentan consideran que “le falta mucho hilo en el carretel. No tiene el tacto afinado para gobernar”, además de su notoria distancia con Maderna. Por esto último, el intendente no reposará su confianza sobre su emblema.
El secretario de Obras y Servicios Públicos, Sebastián De la Vallina, es quien pierde horas de sueño pensando en la Intendencia, incluso motivado por aquellos encantadores de oídos que lo incentivan al máximo desafío. Sin embargo, el funcionario protagonizó algunos episodios que llevaron a la cornisa, y le pintaron uno de sus ojos al oleo; y restó. Tampoco es un dirigente experimentado, y no se inmiscuye en los ámbitos donde se condicionan las estrategias.
Esta columna, hace unos meses, mencionó al coordinador de Inspecciones Generales, Héctor López, como un potencial sucesor de Adrián Maderna, a partir de la “frescura” que el funcionario transmite en sectores de concentración económica. Varios empresarios, de hecho, ofrecieron financiar una eventual campaña.
López no quiere. Lo inquietan otros lugares estratégicos, y reconoce que es un iniciado en la política.
En escena aparecen otros nombres, algunos no levantan ni tierra al caminar; a otros ni siquiera juntaron barro en la suela de los zapatos.