“Otero está confundida, debe renunciar”, dijo Larrauri
Lejos de bajar la espuma del entretelón que desdibujó la uniformidad sugerida hacia el exterior del bloque Arriba Rawson en el Concejo Deliberante, la actitud adoptada por la edil Iris Otero no recibió aún el indulto de sus pares; ni muchos menos del Ejecutivo capitalino. En Mariano Moreno 650 mastican malestar, y ese descontento fue expuesto en más de una oportunidad en la intimidad hermética del oficialismo.
Abrió el telón de un nuevo capítulo escénico el secretario de Gobierno, Educación y Coordinación de Gabinete, Miguel Larrauri, quien sugirió que Otero “debería renunciar”. No es una expresión de deseos descabellada, al menos la concejal tendría que imaginar un bloque unipersonal para dejar de legislar bajo el sello de Arriba Rawson, sector que le permitió la tan ansiada banca.
Caso contrario, orgánicamente -de existir las improcedencias que denunciaron sus pares-, una comisión deberá decidir la suerte de la edil que representa al sector de Carlos Innocenti. Aunque requerirá cumplir también ciertos aspectos administrativos que demandarán tiempo, que justamente no son los mismos que necesita el Ejecutivo para avanzar sobre determinados temas que merecen inmediatez. Y las manos no alcanzan.
No suficiente con la certera apreciación -es que cualquier persona afín (o no) al modelo de Gobierno que lidera Damián Biss pensaría igual que el funcionario sobre el proceder de Otero-, Larrauri prosiguió: “Está confundida y mal asesorada. No tiene sentido de colaboración con sus pares y atenta contra la homogeneidad de criterios”.