24M: lejos de la reflexión personal, algunos políticos calcaron un mensaje temático
La escuela, llámese primaria o secundaria, nos instruyó sobre la opulenta historia argentina. Y de acuerdo a las edades, los contenidos enseñados fueron cada vez más exigentes. La base -cumplido el período escolar-, estaba construida; el conocimiento había sido adquirido por todos, pero sólo algunos conservan con claridad esa información, a partir del interés en profundizar conceptos. Ciertamente, a nadie escapa los episodios que trascendieron o marcan una bisagra en el país; y cualquier mortal es capaz de una reflexión de lo sucedido.
La formación de una opinión está dada por experiencias personales y lecturas sobre un hecho particular con distintas visiones. Somos sujetos aptos capaces de comprender e interpretar, podemos coincidir con otros pareces, pero no dejarnos llevar por la simpleza del copiado y pegado de una idea.
El 24 de marzo, Argentina conmemora con profunda tristeza el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia; una fecha alusiva al golpe de Estado cívico-militar de 1976. Fue un período sangriento, de opresión absoluta y pleno autoritarismo. El país conoce a la perfección lo sucedido en aquel entonces; por ende, siempre se acostumbra a reflexionar y generar conciencia colectiva para que NUNCA MÁS suceda semejante aberración política-institucional.
La jornada propone discursos políticos variados, con el común del repudio permanente. Todos tienen una visión de lo sucedido, incluso quienes nacieron después de aquel proceso tirano tuvieron la posibilidad de conocer detalles que el tiempo se encargó de revelar. Y ofrecer una locución firme, con fundamentos claros, sin caer en la superficialidad.
Se trata de una fecha cara los sentimientos argentinos. Requiere, al menos, de dedicación y compromiso desde lo discursivo. No merece un copiado y pegado.
En una ciudad chubutense, miembros de los poderes Ejecutivos y Legislativos -uno por cada componente del Estado-, no ejercitaron las neuronas. Jugaron a la simpleza. Ni siquiera miraron el reloj para reflexionar sobre lo ocurrido en el pasado reciente, pensaron en el futuro atosigado por la inmediatez que exige la agenda abstracta.
Hicieron lo no correspondido: calcaron la reseña de un sitio web educativo -alusiva a la fecha memoriosa-, y la incorporaron al discurso oral y escrito para ganar espacio. Tal vez, poco comprendieron lo señalado en esas líneas, y les haya resultado atractivo a simple vista; pero quienes notaron ese plagio, de seguro, hubieran preferido la honestidad, palabras dictadas por el corazón.
Ambos responden a distintos partidos políticos, los mayoritarios. Piensan diferente, aunque coincidieron en copiar el escrito desde la página on line de una prestigiosa universidad nacional. Sólo demostraron con este gesto que las diferencias son partidarias, pero conocen las herramientas digitales por igual.
Sería auspicioso encontrar en el inmenso mundo de la política actores que de puño y letra narren la historia con criterio propio. Internet simplificó la lectura, reemplazó los libros y determinó que las personas carezcan de ideas. Y todo resulte vacío, sin argumentos.
Habrá que reflexionar sobre cada acción para evitar la omisión. Liberar las sensaciones y plasmarlas en tinta para que, desde la política, se promueva la opinión sensata. Copiando y pegando sobre lo intacto, será complejo generar el movimiento de las masas.