Transcurrida la campaña, las gigantografías de los precandidatos a las PASO ya conviven con el ambiente urbano. Y seguramente ya existe un compromiso de erradicarlas una vez culminado el proceso electoral. Es que su deterioro no contribuyen a la ecología, ni mucho menos a una visión ordenada de la ciudad.
Rawson ya está empapelada con carteles con el rostro (planos medios), de los postulados al Congreso Nacional. Se trata de los hombres y mujeres de Juntos por el Cambio. Un tamaño generoso -mucha plata invertida mientras hay sectores vulnerables-, para promocionar la imagen sobre las ideas. Aunque a estos tiempos, los conceptos no resulten convincentes; el electorado descreé de las propuestas, independientemente del partido político.
En diagonal a la rotonda que aplaude (“Teodoro Levenson”, ubicada entre Don Bosco, Avenida Sarmiento y Fontana), el sol hace sombra a los enormes carteles de la alianza UCR-PRO y otros.
Y en ellos, los graffitis con calificativos ofensivos como “Ladrones” y “Corruptos”; en fin, el acostumbrado folclore proselitista.
La campaña del daño comenzó. No faltará mucho para presenciar el desprestigio de cada uno de los precandidatos a través de las redes sociales, o las denuncias electorales oportunas. Hasta noviembre el agravio será constante.