Sudáfrica es un caos. Saqueos y disturbios con la policía fueron reportados en las últimos días, provocando al menos 72 muertes y más de 1.200 arrestos.
Las protestas se iniciaron el viernes tras la entrada en prisión del expresidente sudafricano, Jacob Zuma, condenado a 15 meses por negarse a cooperar con una investigación judicial sobre los presuntos casos de corrupción en los que habría estado envuelto durante su presidencia, entre 2009 y 2018. El imputado apeló su condena en el Tribunal Superior de Sudáfrica y el juicio se pospuso hasta una fecha no especificada.
Los disturbios se alimentan también con la ira generalizada por las dificultades, la desigualdad y la pobreza, que se han visto agravadas por las severas restricciones sociales y económicas destinadas a frenar el COVID-19.
Algunos manifestantes saquearon o incendiaron centros comerciales, almacenes y supermercados en distintas ciudades del país. Muchas tiendas y gasolineras cerraron, así como una fábrica de ropa al norte de Durban cuya maquinaria y materiales fueron saqueados.