La concejal Otero con síntomas compatibles con COVID obligó a suspender la sesión
Una actitud irresponsable y desmedida de la concejal de Arriba Rawson, Iris Otero, obligó a suspender la sesión de este miércoles en el Concejo Deliberante.
La edil -férrea opositora al plan de vacunación contra la pandemia-, asistió al recinto con síntomas compatibles con el virus de origen chino. De no ser por la consulta amistosa de otra concejal sobre su estado de salud, el debate legislativo se hubiera cumplido con absoluta normalidad, poniendo en riesgo la salud de sus colegas y demás empleados de la casa legislativa.
“No estoy bien, ando decaída, con malestares” compatibles con el COVID-19, le manifestó Otero a una de sus pares. Inmediatamente, las autoridades legislativas -protocolo mediante-, levantaron la sesión y la postergaron, al menos, al viernes, si es que, para fortuna de los presentes, el hisopado de la funcionaria legislativa arroja negativo.
Son actitudes que desconfiguran un mensaje uniforme, desapegadas al respeto y la comprensión. Los funcionarios, independientemente del poder cívico que representan, son quienes deben bregar por el estricto cumplimiento de las normas establecidas ante esta emergencia, caso contrario, Dios y la Patria os lo demanden; un criterio que aplica para cualquier desviación ética.
Peor aún: previo a la sesión, la concejal compartió un acto en la Asociación de Bomberos Voluntarios capitalina, que celebró su aniversario 50. Presenció toda la ceremonia, conversó con quien se cruzó, cuestión que -Dios no quiera-, podría complicar el escenario en Rawson.
Un acto desmesurado dificultó la rutina de quienes estuvieron en contacto con Otero: todos deben cumplir un aislamiento obligatorio en sus hogares; y así obstruir el funcionamiento de una institución clave para los intereses capitalinos.