En Camarones sólo se podría usar la Sala Velatoria si Loyola entrega la llave
Los enfrentamientos políticos no conocen límites. Cuando las posturas están definidas y no hay espacio para la discusión, difícilmente las diferencias confluyan en acuerdos. Y sucede en Camarones, una pequeña localidad del sur chubutense cuyo desarrollo pende del estado de ánimo de sus autoridades; ni siquiera de la voluntad de apostar a la transformación en beneficio de la comunidad.
Las disidencias ideológicas generaron, por ejemplo, que el municipio -comandado por Claudia Loyola-, solicitará a la Cooperativa Eléctrica las llaves de Sala Velatoria, una vez caducado el contrato de cesión del inmueble. Sin embargo, el servicio integral (traslado de cuerpos de fallecidos, la provisión de ataúdes y la ubicación de la Capilla Ardiente, entre otros), sigue bajo la órbita de la prestataria de los servicios; es decir el municipio no carga con ningún costo.
La entrega de las llaves de la Sala Velatoria, si las requiere un familiar del fallecido o la Cooperativa, dependen de la intendente. Una situación confusa, y hasta tirana, considerando que ni siquiera existe un aporte de Intendencia para sostener el servicio, más allá del tributo del contribuyente.
Ocurre además que por las diferencias políticas planteadas, el contrato que permitía a la Cooperativa administrar la Sala Velatoria -cuyos trabajos de refacción ya estaban planificados-, no se renovó; cuestión que habilitó al municipio a solicitar las llaves del edificio.
Aún el tema no despertó controversias, habida cuenta que rige un DNU que prohíbe las aglomeraciones de personas en espacios cerrados, pero puede ser determinante con el transcurrir del tiempo. El compromiso municipal ante la comunidad fue avanzar con algunas mejoras edilicias, sin embargo el predio y la estructura de la sala lucen desahuciadas.
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