Malvinas moviliza. Y reproduce en el inconsciente (presente) imágenes que el tiempo se encarga de custodiar en la psiquis. Ya el motor psicológico se encarga después de evocarlas cuando se aproxima el estado de las consecuencias que marcan a las personas.
Ante la efeméride, surgen los planteos, más allá de los imborrables. Preguntas que asoman con el transcurrir. Interrogantes que conocen la luz cuando la historia genera episodios nuevos, que muchas no tiene profundizar.
Y tristemente sucede con Malvinas, una causa noble, nacional, que no debe permitirse polémica, más allá que algunos gobiernos que comandaron el país intentaron suavizar el reclamo permanente por la soberanía argentina en las esas islas recónditas.
Malvinas sensibiliza. Y cualquier mala intencionalidad repercute y exaspera los ánimos de quienes defendieron las islas con valentía, patriotismo y honor. Nadie alejado de la calidez territorial debe autoproclamarse el mote de excombatiente.
Existen soldados que poco colaboraron en la recuperación del suelo malvivense. Y ante la amplitud de oportunidades que ofreció el Estado vociferaron también por su reconocimiento.
La insistencia injustificada de estos grupos permitió que dirigentes políticos -facultados para la toma de decisiones, aunque transitoria-, los reconozcan también como protagonistas de esa gesta. Nada sorprende de un Gobierno provincial cuestionado a diario, siempre resolviendo en reversa; también incurrieron en el mismo error jefes comunales.
Las respuestas llegan. Los mismos excombatientes expusieron su malestar, este viernes 2 de abril, Día de los Veteranos y Caídos en la Guerra de Malvinas. Ocurrió en Rawson, capital chubutense.
En un discurso cargado de sentimentalismo, el referente del Centro de Veteranos de Guerra de Malvinas, Francisco Asturi, no dejó pasar la oportunidad y se dirigió al gobernador Mariano Arcioni. “Quiero recordarle que en 2016, cuando era presidente de la Legislatura, en una reunión con diputados y veteranos prometió que nos convocaría para abordar todo lo vinculado a Malvinas, y que los movilizados nunca iban a tener un reconocimiento en esta provincia. Trate de hacer algún ejercicio para la memoria”.
También le hablaron al ministro de Seguridad, Federico Massoni. “Le pregunto: Si un aspirante no ingresa, ¿se lo considera policía? Massoni, no es anecdótico haber estado en Malvinas y convivir cara a cara con la muerte, ver a tus compañeros caer abatidos por el frío, el hambre, el cansancio o un proyectil enemigo”.
Las molestias son evidentes. Difícilmente los excombatientes olviden esta acción del gobernador que los equipara infundadamente con quienes enfrentaron al enemigo.