Tantos cráteres como la luna: transitar por Rawson es una odisea

Imposibilitados de exponer sus inconvenientes viales a través de los medios convencionales de comunicación, los vecinos capitalinos crearon un grupo en Facebook denominado “Las calles de Rawson” para fotografiar los inmensos cráteres que impiden tener un viaje relajado en automóvil en el ejido de la ciudad.

El grupo -donde la gente canalizada su ira-, ya tiene más de 100 miembros. No es contraproducente, al contrario, el municipio bien puede utilizarlo para referencia y actuar, si necesidad de cruzar opiniones con el vecino.

Es cierto que el capitalino ya no tolera el tono de espera telefónico acostumbrado en las oficinas municipales. La insistencia no es sana, menos cuando la ausencia de una voz en el contestador se ejecuta con eterna practicidad.

El uso de las redes sociales para generar impacto es lícito cuando se trata de despertar a un Gobierno municipal de acción lenta. Sin remedio, un grupo de vecinos comenzó a marcar la agenda ejecutiva, con el propósito social de generar un bienestar comunitario.

Rawson posee calles intransitables; un mal común en muchas ciudades de la provincia. Y más allá de encontrar respuestas en un porcentaje minúsculo de arterias pavimentadas -como ya es recurrente en la gestión del intendente Damián Biss a través de los “avispados” funcionarios del área de Planificación, Obras y Servicios Públicos-, es preciso actuar con inmediatez en las zonas de conflicto, que siempre son las mismas.

No hay que encontrar el justificativo infundado, el mérito es intervenir con precisión. Y se puede hacer de diferentes modos, no se requiere una inversión holgada.

Los vecinos cuestionaron que “hay calles intransitables”, peor aún: “Vecinos no pueden ingresar a sus viviendas”. Imposible imaginar para una ciudad que vende ilusión diaria, pero existen evidencias.

Otro factor es la actuación del Estado en “zonas top”. Se da aquí la inequidad en el trato humano. El capitalino cuestiona que la Municipalidad atiende las necesidad primarias de aquellos vecinos de élite, mientras se desatiende a la población menos influyente. Un despropósito.

“Vecinos, paciencia”, reza uno de los mensajes. La gente ya no espera, menos cuando es tarea obligada del Estado ofrecer servicios y condiciones dignas para la gente.